En la danza silente del tiempo que pasa,
Donde todo converge, se encuentra y abraza,
Surge la sombra de una despedida,
Un adiós que se siente, una herida no pedida.
Eso me entristece, el tener que dejarte ir,
Como soltar una estrella, verla desvanecer,
Un susurro de viento, un lánguido atardecer,
La despedida en mis labios, el intento de no sufrir.
A veces la vida nos pide renuncias,
Cerrar un capítulo, soltar las añoranzas,
Aunque el alma se sienta, en el filo de la balanza,
Hay que aprender a dejar ir, entre lágrimas y esperanzas.
Cada momento contigo fue un tesoro guardado,
Un recuerdo precioso, en mi corazón anclado,
Pero el destino, con sus manos de viento helado,
Nos ha llevado por sendas distintas, a cada lado.
Es un dolor silente, un eco en el vacío,
Una despedida que se siente, un adiós no querido,
Pero siempre te llevaré en el recuerdo,
Como aquel amor puro, genuino y sincero.
Así que aunque me entristece tener que dejarte partir,
Con amor y gratitud te dejo ir,
Deseando que el viento te lleve a un buen porvenir,
Que encuentres paz, alegría y un nuevo lugar donde sonreír.